Al secarse el agua por el fuerte calor del verano, dos ranas que vivían en una laguna tuvieron que marcharse, saltando de aquí para allá, en busca del agua que calmara su sed.
Después de mucho saltar, llegaron finalmente a un pozo, y subiéndose al brocal vieron que todavía tenía agua fresca, de modo que una de las ranas sedientas dijo entusiasmada a la otra:
-¡Saltemos al agua! ¿Qué esperamos para darnos un buen baño?:
Pero la otra, más cauta, advirtiendo que su amiga no había pensado en el peligro, le respondió:
-¡Espera, no saltes! ¿No ves que con el calor el agua se irá secando, y cuando estemos en el fondo del pozo no podremos salir?
Moraleja: No debemos precipitarnos a actuar sin previamente haber pensado en las consecuencias que podrían tener nuestros actos.
FÁBULA DE ESOPO
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