dijous, 17 de febrer del 2011

Misterio


Si tu alma pura es un broche
que para abrirse a la vida
quiere la calma adormecida
de las sombras de la noche;

si buscas como un abrigo
lo más tranquilo y espeso,
para que tu alma y tu beso
se encuentren sólo conmigo;

y si temiendo en tus huellas
testigos de tus amores,
no quieres ver más que flores,
más que montañas y estrellas;

yo sé muchas grutas, y una
donde podrás en tu anhelo,
ver un pedazo de cielo
cuando aparezca la luna.

Donde a tu tímido oído
no llegarán otros sones
que las tranquilas canciones
de algún ruiseñor perdido.

Donde a tu mágico acento
y estremecido y de hinojos,
veré abrirse ante mis ojos
los mundos del sentimiento.

Y donde tu alma y la mía,
como una sola estrechadas,
se adormirán embriagdas
de amor y melancolía.

Ven a esta gruta y en ella
yo te daré mis desvelos,
hasta que se hunda en los cielos
la luz de la última estrella.

Y antes que el ave temprana
su alegre vuelo levante,
y entre los álamos cante
la vuelta de la mañana,

yo te volveré al abrigo
de tu estancia encantadora,
donde el recuerdo de esa hora
vendrás a soñar conmigo...

Mientras que yo en el exceso
de la pasión que me inspiras
iré a soñar que me miras,
e iré a soñar que te beso.

Manuel Acuña


El traje nuevo del emperador

Hace muchos años, vivía un emperador que sólo se preocupaba por ir bien vestido.
Nada tenía tanta importancia para él como un traje nuevo, y se pasaba el día contemplando su guardarropa.
Un día llegaron al reino dos estafadores que conocían la debilidad del monarca.
Fingiéndose tejedores, aseguraron al rey que ellos podían tejer la tela más maravillosa que se conociera. Tanto el dibujo como los colores serían excepcionales, pero, sobre todo, la tela tendría la propiedad de ser invisible para los tontos y para los que no supieran desempeñar bien su cometido.
Ni que decir tiene que el emperador quedó encantado. No sólo tendría un traje excepcional, sino que también podría saber si sus cortesanos eran inteligentes y aptos para su trabajo.
Los falsos tejedores pidieron al rey gran cantidad de oro, plata, seda y piedras preciosas. Luego guardaron todas estas riquezas en sus alforjas y fingieron ponerse a trabajar en telares vacíos.
Al cabo de algún tiempo, el emperador envió a su primer ministro para que le informara de la marcha de los trabajos.
El anciano entró en el taller, pero, por más que abrió los ojos, no pudo ver ningún tejido en los telares. Entonces se asustó mucho y pensó:
“¿Soy acaso tonto? ¿O no cumpliré con mis obligaciones? ¡Nunca lo hubiera creído! En todo caso, lo mejor será fingir que veo la tela para que nadie se entere”
Y, sin titubear, alabó el dibujo, los colores, la calidad del tejido...
Muchos cortesanos fueron desfilando ante los telares vacíos y todos hicieron lo mismo que el primer ministro, aunque nadie veía nada. Al fin, el emperador fue a ver la tela de la que todos decían maravillas.
Pero, claro, la tela resultó tan invisible para él como para todos los demás. El rey, muy preocupado, pensó:
“No veo nada y eso quiere decir que soy tonto o que no sirvo para emperador. Sería catastrófico si alguien se enterara de que no veo la tela. Lo ocultaré, pues”.
De ese modo, llegó el día de la fiesta nacional, momento en el que el emperador tendría que estrenar el traje confeccionado con la tela maravillosa. Los dos estafadores acudieron a palacio, llevando el vestido invisible con gran pompa. Ellos mismos fingieron ajustarlo sobre el cuerpo del emperador, y no hubo cortesano que no se extasiara ante aquel portento.
El rey salió a la calle para dirigirse a la catedral. Todo el pueblo se agolpaba a su paso, pero nadie se atrevía a decir que no veía el famoso vestido porque los demás lo considerarían un tonto o un inepto.
Pero cuando el coro de alabanzas era mayor se oyó la voz de un niño que decía:
-¡Pero si va desnudo! ¡El emperador va desnudo!
Entre el público empezaron a oírse risas.
Algunos decían:
-¡Es verdad, va desnudo!
El emperador descubrió entonces que había sido engañado. Pero, como no podía reconocerlo. en público, siguió majestuosamente su camino, mientras los chambelanes llevaban la cola del traje que no existía. 
 
Hans Christian Andersen
 
 

Palabras


El secreto de la felicidad no esta en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace..

El amor ..es lo que mueve el mundo Una historia para ellas Un episodio para ellos

Es bueno empezar el día con una buena dosis de ternura, una sonrisa y así alegrar el día

Es bueno empezar el día con una buena dosis de ternura, una sonrisa y así alegrar el día

Hay que perseguir y luchar por los sueños.. No hay camino que se resista en nuestro andar

Conocerse a si mismo, Es saber valorar a los demás Comprender y respetar

El amor no se manifiesta en el deseo de compartir con alguien, todos nuestros anhelos

Las mujeres poseen un instinto sutil ,que es lo las hacen tan especial

Disfruta de tu vida sin compararlas con la de las demás. Los años enseñan muchas cosas que los días desconocen..

La libertad esta dentro de cada uno, solo el que es dueño de si mismo puede considerarse LIBRE….

La dicha de la vida consiste en tener algo por lo que luchar, alguien a quien amar y alguna sorpresa que esperar La dicha de la vida consiste en tener algo por lo que luchar, alguien a quien amar y alguna sorpresa que esperar

Comparte tus sonrisas..



Refranes (5)

A misa temprano nunca va el amo.
A mocedad ociosa, vejez trabajosa.
A mucho hablar, mucho errar.
A mucho hablar, poco acertar.
A muerto marido, amigo venido.
A muertos y a idos, pocos amigos.
A mujer casada y casta, con el marido le basta.
A mula que otro amansa, algún resabio le queda.
A mula vieja, alíviale la reja.
A muy porfiado pedir, no hay que resistir.
A nadie hace daño el vino, si se bebe con tino.
A nadie has de decir cuánto tienes, dónde lo tienes, ni adónde piensas ir.
A nadie le amarga un dulce, aunque tenga otro en la boca.
A nadie le amarga un dulce.
A nadie le parece poco lo que da, ni mucho lo que tiene.
A nave rota, todo tiempo es contrario.
A ningún cojo se le olvidan las muletas.
A ninguno le huele su mierda sino la ajena.
A no poder, en balde es querer.
A nuevos hechos, nuevos consejos.
A nuevos tiempos, nuevos usos.
A olla que hierve ninguna mosca se atreve.
A otra puerta, que ésta no se abre.
A otro perro con ese hueso.
A otro viento, otro tiento.
A padre generoso, hijo desperdiciado.
A padre guardador, hijo gastador.
A pájaro muerto, jaula abierta.
A palabras necias oídos sordos.
A palabras vanas, ruido de campanas.
A pan ajeno, navaja propia.
A pan de quince días, hambre de tres semanas.
A pan duro, diente agudo.
A pan y cebolleta no es menester trompeta.
A perdiz por barba y caiga quien caiga.
A perro flaco todo se le vuelven pulgas.
A perro que no conozcas, nunca le espantes las moscas.
A perro viejo, no hay quien le enseñe trucos nuevos.
A persona lisonjera, ni oírla siquiera.
A piloto diestro, no hay mar siniestro.
A pobreza, no hay vergüenza.
A poca oferta, buena demanda.
A poco caudal, poca ganancia.
A poco pan, coger primero.
A presurosa demanda, espaciosa respuesta.
A primeros de noviembre, tu fuego enciende.
A pueblo muerto, alcalde tuerto.
A qué buscar pan de trastrigo, siendo tan bueno el de trigo.
A quien a soplos enfría la comida, todos le miran.
A quien ajos come y vino bebe, la víbora no le muerde.
A quien amasa y cuece, muchas cosas le acontecen.
A quien bien cree, Dios le provee.
A quien bien te quiere, visítale poco, para que te desee.
A quien buenos cojones tiene, lo mismo le da por lo que va como por lo que viene.
A quien come muchos manjares, no le faltarán enfermedades.
A quien con Dios está, no le abandonará.
A quien cuece o amasa, de todo le pasa.
A quien da y perdona, nácele una corona.
A quien dan y no toma, dicha es que le sobra.
A quien das de yantar, no te duela dar de almorzar.
A quien de bailar tiene gana, poco son le basta.
A quien debas contentar, no procures enfadar.
A quien dices tu secreto, haces tu dueño.
A quien Dios no le da hijos el diablo le da sobrinos.
A quien Dios quiere bien, el viento le junta la leña.
A quien Dios quiere bien, la perra le pare lechones.
A quien Dios quiere para rico hasta la mujer le pare hijos de otro.
A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
A quien duerme, duérmele la hacienda.
A quien espera, su bien le llega.
A quien está en su tienda, no le achacan que se halló en la contienda.
A quien feo ama, bonito le parece.
A quien ganando no guarda, media albarca; y a quien ni ganar espera, abarca entera.
A quien habló, Dios le oyó.
A quien has acallado no le hagas llorar.
A quien has de acallar, has de halagar.
A quien has de dar la cena, no le quites la merienda.
A quien hubieras vencido no lo tengas por amigo.
A quien le dan el pie, se toma la mano.
A quien le duele una muela, que la eche fuera.
A quien le pique el alicante, que llamen al cura que le cante.
A quien le pique, que se rasque.
A quien lo quiere celeste, que le cueste.
A quien madruga, Dios le ayuda.
A quien mal canta, bien le suena.
A quien mal vive, su miedo le sigue.
A quien miedo han, lo suyo le dan.
A quien mucho miente, le huye la gente.
A quien mucho tememos, muerto le queremos.
A quien mucho tiene, más le viene.




 

Frases bonitas

  • "Aunque esperes encontrar la felicidad en la meta, no te olvides nunca de divertirte durante el camino" (Juan)
  • "Las ciudades, según las personas con las que vayas a ellas, tienen vibraciones diferentes" (Loli)
  • "La brevedad es el alma del ingenio" (William Shakespeare)
  • "Quitar la amistad a la vida es quitar el sol al universo" (Cicerón)
  • "Nadie es responsable de tu felicidad, solo tú" (Regina Brett)
  • "Nadie ama a su patria porque es grande, sino porque es suya" (Séneca)
  • "La oveja y el lobo nunca se ponen de acuerdo en una definición de la libertad" (Abraham Lincoln)
  • "Más vale ser engañado en el precio que en la mercancía" (Baltasar Gracián)
  • "Aquello que no se puede evitar se hace más llevadero con la paciencia" (Horacio)
  • "Se ama más lo que con mayor esfuerzo se ha conseguido" (Aristóteles)
  • "El filósofo viaja a pie" (Pitágoras)
  • "El éxito es hijo de la perseverancia y firmeza en el trabajo" (O. S. Marden)
  • "El amor es la única cosa que crece cuando se reparte" (A. de Saint-Exupéry)
  • "Hay que agotar todos los esfuerzos antes de quejarse" (Teresa de Lisieux)
  • "Cuando se deja de creer en Dios, en seguida se cree en cualquier cosa" (Chestertón)
  • "La justicia es la verdad en acción" (Joubert)
  • "La vida es demasiado corta para perder el tiempo odiando a alguien" (Regina Brett)
  • "La verdad es alimento como el trigo" (Victor Hugo)
  • "No importa qué cantidad de libros tienes; lo que importa es su calidad" (Séneca)
  • "La nobleza del hombre procede de la virtud, no del nacimiento" (Epicteto)
  • "Más se aprende sobre las personas actuando con ellas una hora que conversando un año" (Platón)
  • "El hombre es la medida de todas las cosas" (Protágoras)
  • "Juzga a un arbol por sus frutos, no por sus hojas" (Eurípides)
  • "En el fondo de cada alma existen tesoros escondidos que sólo descubre el amor" (Edouard Rod)
  • "Tú eres el arquitecto de tu propio destino. Trabaja, espera y atrévete" (Wilcox)
  • "No importa tanto qué hay sobre la mesa como quiénes están sobre las sillas" (William S. Gilbert)
  • "La cara es el espejo del alma, y los ojos confiesan en silencio los secretos del corazón" (San Jerónimo)
  • "El afán de riquezas oscurece el sentido de lo justo y lo injusto" (Antífanes)
  • "Las amistades juveniles son las más hermosas porque no hay egoismo en ellas" (José Miguel García)
  • "Per aspera ad astra" (a través de las dificultades a las estrellas) (Séneca)