dissabte, 12 de febrer del 2011

Me sobra el corazón

Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.               

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos de mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.               

No puedo con mi estrella.
Y busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.               

Si no fuera ¿por qué?... no sé por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo allí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.               

Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.               

Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
qué inconformes mis ojos?               

Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?               

Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.               

Me sobra corazón.

Hoy, descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.               

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día. 
   
Miguel Hernández   
        
                                     


Ahora que ya te fuiste

NOCTURNO VII

Ahora que ya te fuiste, te diré que te quiero.
Ahora que no me oyes, ya no debo callar.
Tú seguirás tu vida y olvidarás primero...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.

Hay un amor tranquilo que dura hasta la muerte,
y un amor tempestuoso que no puede durar.
Acaso aquella noche no quise retenerte...
y ahora estoy recordándote a la orilla del mar.

Tú, que nunca supiste lo que yo te quería,
quizás entre otros brazos lograrás olvidar...
Tal vez mires a otro, igual que a mí aquel día...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.

El rumor de mi sangre va cantando tu nombre,
y el viento de la noche lo repite al pasar.
Quizás en este instante tú besas a otro hombre...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...

Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...

José Ángel Buesa


El buen hombre

 Cierto día, un padre y su hijo, venían por la dehesa de cuidar el ganado con su burrito.
En el camino el padre se sentó encima del burro, mientras el hijo tiraba de el.
Cuando se cruzaron con una señora y viendo la estampa, ésta dijo:

.-¿ Pero como un padre, puede obligar a su hijo a tirar del burro, mientras el va cómodo a lomos de este ?. ¡¡Es vergonzoso que un padre consienta tal cosa !!.

Ellos dos se miraron avergonzados, y se cambiaron los puestos.

Siguiendo el camino, estando el hijo sobre la bestia, y el padre tirando de el., se cruzaron con un arriero que viendo la estampa dijo:

.-¿ Pero como un padre puede ir a pie tirando de un burro, teniendo un hijo tan fuerte y joven?. ¡¡ Es vergonzoso que un hijo consienta tal cosa !!.

Ellos se volvieron a mirar avergonzados, encontrando como única solución a las criticas, ir los dos a pie.

Continuando el sendero, se les cruzó un peregrino que les dijo:

¡¡ Me parece increíble, que teniendo un animal de tan buen porte, tengan los amos que ir a pie pudiendo ir a lomos de este !!.

El padre y el hijo se volvieron a mirar, sin saber una vez mas el que decir al respecto, creyendo que ir los dos en los lomos del burro, seria una buena idea.

Ya a mitad de camino, estando los dos a lomos del animal, se cruzó un cura, que viendo la estampa les dijo:

.-¿ No les da vergüenza ?, ¡¡ que un pobre animal, ya mayor, tenga que soportar el maltrato de sus amos, teniéndolos que llevar a lomos, desde vaya usted a saber donde !!
 
MORALEJA: Haz lo que creas que es correcto.No hagas caso a la opinión de los demás,podrías acabar llevando el burro a cuestas. 
 
 

The Promise





Alma desnuda



Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.
 

Alfonsina Storni

 

Refranes

A abad sin ciencia y sin conciencia, no le salva la inocencia.
A abril alabo si no vuelve el rabo.
A amante que no es osado, dale de lado.
A amo ruin, mozo malsín.
A amor mal correspondido, ausencia y olvido.
A amor y fortuna, resistencia ninguna.
A año tuerto, labrar un huerto.
A árbol caído, todo son piedras.
A asno lerdo, arriero loco.
A ayer, lo conocí; pero a mañana nunca lo vi.
A balazos de plata y bombas de oro, rindió la plaza el moro.
A barba moza, vergüenza poca.
A barba muerta, obligación cubierta.
A barbas honradas, honras colmadas.
A barco nuevo, capitán viejo
A beber me atrevo, porque a nadie debo y de lo mío bebo.
A bestia comedora, piedras en la cebada.
A bestia loca recuero modorro.
A bestia loca, recuerdo modorro.
A bicho que no conozcas, no le pises la cola.
A bien dar o mal dar, por no pedir no ha de quedar.
A bien obrar bien pagar.
A bien te salgan, hija, estos arremangos.
A bloque, la casa en roque.
A bocado harón espolada de vino.
A bocado harón, vino por espolón.
A bodas y a niño bautizado, no vayas sin ser llamado.
A borracho fino, primero agua y luego vino.
A borregos recién esquilados, no les mande Dios viento helado.
A borrico desconocido, no le toques la oreja.
A buen amo, mejor criado.
A buen andar o mal andar, comer y guardar.
A buen año y malo, molinero y hortelano.
A buen capellán, mejor sacristán.
A buen comedor, quitárselo de delante.
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
A buen gato, buen rato.
A buena hambre no hay pan duro.
A buen señor, buena demanda.
A buen sueño no hay cama dura.
A buena barbechera, mejor sementera.
A buena confesión, mala penitencia.
A buena fe y sin mal engaño, para mi quiero el provecho y para ti el daño.
A buena fiesta, mala nueva.
A buena hora pidió el rey gachas.
A buena suela, mala pieza.
A buenas ganas, huelgan las salsas.
A buenas horas mangas verdes.
A buenos ocios malos negocios.
A buey viejo no le cates majada, que él se la cata.
A buey viejo no se le saca paso.
A buey viejo pasto tierno.
A buey viejo, cencerro nuevo.
A burra nueva, cincha amarilla.
A burra vieja, albarda nueva.
A burro desconocido, no le toques la oreja.
A burro negro no le busques pelo blanco.
A burro viejo, poco verde.
A caballero nuevo, caballo viejo.
A caballo ajeno, espuelas propias.
A caballo brioso toca: o frenarlo o se desboca.
A caballo corredor y hombre reñidor poco le dura el honor.
A caballo corredor, cabestro corto.
A caballo de alquiler: mucha carga y mal comer.
A caballo de presente, no se le repara el diente.
A caballo grande, grandes espuelas.
A caballo nuevo jinete viejo.
A caballo que se empaca, darle estaca.
A caballo que vuela, ¿para qué la espuela?.
A caballo regalado no se le mira el diente.
A cabellos enredados, piojos por descontado.
A cada cabeza su seso.
A cada cajón, su aldabón.
A cada cañada le llega su añada.
A cada cerdo le llega su San Martín.
A cada día bástale su maestría, y a cada momento, su pensamiento.
A cada guaraguao le llega su pitirre.
A cada pajarillo le gusta su nidillo.
A cada pajarillo parécele bien su nido.
A cada paje, su ropaje.
A cada parte hay tres leguas de mal camino.
A cada paso, un gazapo.
A cada pez le llega su vez.
A cada puerco le llega su San Martín.
A cada puerta, su dueña.
A cada renacuajo dio Dios su cuajo.
A cada santo le llega su día de fiesta.
A callarse ranas, que va a predicar el sapo.
A cama chica, echarse en medio.
A can que lame ceniza, no le debes confiar la harina.

La felicidad es un trayecto



Un hombre de negocios de vacaciones, estaba en el muelle de un pueblecito caribeño cuando llegó un pequeño bote con un pescador.

Dentro del bote había varios peces de buen tamaño. El empresario elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó si había tardado mucho en conseguir aquella pesca.
El pescador respondió que muy poco tiempo.
El empresario volvió a preguntar porqué no permanecía más tiempo y sacaba mas pescado.

El pescador le dijo que tenía suficiente para satisfacer las necesidades de su familia, a lo que el empresario volvió a preguntar ¿Y qué hace usted con el resto de su tiempo?

El pescador dijo, "duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hecho la siesta con mi señora María, voy por las noches al pueblo donde tomo alguna copa y veo a mis amigos, tengo una vida "placentera y ocupada".

El empresario le replicó, vera, buen hombre, yo podría ayudarle.

Debería emplear mas tiempo en la pesca y con los ingresos demás, comprar un barco mas grande, con los ingresos del barco mas grande podría comprar varios barcos y eventualmente tendría una flota de barcos pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podría hacer directamente a un procesador y eventualmente abrir su propia procesadora. Debería controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Debería salir de este pequeño pueblo e ir a La Capital, donde manejaría su empresa en expansión.

El pescador entonces le preguntó, - ¿Pero, cuánto tiempo tardaría todo eso?
A lo cual el empresario le respondió, "quizás entre 15 y 20 años".

"¿y luego que?"

El americano se río y dijo que esa era la mejor parte. "Cuando llegase la hora podría vender las acciones de su empresa. Se volverá rico, tendrá muchos millones.


"Ahhh, muchos millones ...y; ¿luego que?"
Dijo el empresario. "Con todo eso se puede retirar. Mudarse a un pueblecito en la costa donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, ocuparse de sus hijos, echarse la siesta con su mujer, acercarse por las noches al pueblo para tomar algo y hablar con los amigos".

El pescador respondió: "¿Y no es eso lo que tengo ya?"

La felicidad, es un trayecto, no un destino.

Anónimo