dijous, 13 de gener del 2011

Morir de amor


Que es morir de Amor
morir de amor por dentro
Es quedarme sin tu luz,
es perderte en un momento.
Como puedo yo
decirte que lo siento?
Que tu ausencia es mi dolor
Que yo sin tu amor...me muero.
Morir de amor
despacio y en silencio sin saber
que todo lo que he dado te llego a tiempo.
Morir de amor,
y no morir tan solo en desamor,
y no tener un nombre que decirle al viento.
Yo no se muy bien
que es lo que esta pasando.
Tengo seco el corazon,
y es de haber llorado tanto.
No me quedan mas
que dos o tres recuerdos.
Una Carta, alguna flor,
un adios muy corto...y un te quiero.
Morir de amor
despacio y en silencio sin saber
que todo lo que he dado te llego a tiempo.
Morir de amor,
y no morir tan solo en desamor,
y no tener un nombre que decirle al viento.




Tu risa




Quítame el pan, si quieres, 
quítame el aire, pero 
no me quites tu risa.

No me quites la rosa, 
la lanza que desgranas, 
el agua que de pronto 
estalla en tu alegría, 
la repentina ola 
de plata que te nace.

Mi lucha es dura y vuelvo 
con los ojos cansados 
a veces de haber visto 
la tierra que no cambia, 
pero al entrar tu risa 
sube al cielo buscándome 
y abre para mi todas 
las puertas de la vida.

Amor mío, en la hora 
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto 
ves que mi sangre mancha 
las piedras de la calle, 
ríe, porque tu risa 
será para mis manos 
como una espada fresca.

Junto al mar en otoño, 
tu risa debe alzar 
su cascada de espuma, 
y en primavera, amor, 
quiero tu risa como 
la flor que yo esperaba, 
la flor azul, la rosa 
de mi patria sonora.

Ríete de la noche, 
del día, de la luna, 
ríete de las calles 
torcidas de la isla, 
ríete de este torpe 
muchacho que te quiere, 
pero cuando yo abro 
los ojos y los cierro, 
cuando mis pasos van, 
cuando vuelven mis pasos, 
niégame el pan, el aire, 
la luz, la primavera, 
pero tu risa nunca 
porque me moriría.

Pablo Neruda



Desde el perdón



"En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad".
Arthur Schopenhauer (Filósofo alemán)




Y llegó el momento, ese que siempre vi venir con las voces de la distancia.
Ese en que las alucinantes luces, lo revestían para no hacérmelo tan real, ni doloroso.

Amarte nunca fue desgarrador, hasta que tú lo inventaste.

Puedo perdonarme por creer en las palabras del egoísmo y del silencio.
Puedo perdonarme ante lo que derrumbé para escaparme.
Si puedo!

Así fui, y el tiempo se encargó del resto. Ese resto que ya no duele, ni carcome como ácido en los huesos y que alguna vez sentí.

El tiempo ha pasado por ti y me lo he ganado yo.
Me ha liberado de las sospechas y me ha hecho ser libre hacia ese horizonte de luz que esperé por años.

Y, traté...si traté, por tantos momentos de protegerte de los desvaríos, mas la ausencia se robó la intención y el tesón...lo siento.

La libertad, oh! Aquella indómita de ti mismo , dejó paso a lo que no tiene valor.

Por lo mismo , en valles de silencios me alejo de las guerras y batallas y las dejo atrás, porque todo ya está perdonado, dando paso a mi gloria.

Me elevo a las nubes para unirme con el sol que entibia mi rostro iluminándolo de los nuevos retoños que ya se gestan de su sonrisa.

Lentamente, retomo mi rumbo, el que dejé por las creencias del amor.

Sabía que fuiste destinado para equivocarte y encontrarte con la gran fuga vestida de vacío.

Estaba escrito en las venas de tu destino, ese que dejó de palpitar un día por las buenas intenciones y que hoy solamente se desgastó en tus propios engaños.

Siempre abandonarás las vivencias buenas y los sentimientos venidos del alma; puros y devotos.
Es tu esencia; sabía que fuiste destinado para dejar a la soledad habitar tu casa;es tu destino. .. ya no lo puedes revertir.

Mientras, yo descanso en la alegría de saberme en el remanso de la libertad, para abrir en una nueva iniciación mis alas.
Y lanzar a los demonios a sus cuevas de desgarros y lágrimas, para dejarme llevar por los vientos a los mares de leales vidas.

Lo merezco, porque ya, todo ha pasado; todo se ha perdonado


Agualuna




El árbol de los amigos

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices
por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar,
mas otras apenas vemos entre un paso y otro.
A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos. Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.
El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá,
que nos muestra lo que es la vida.
Después vienen los amigos hermanos,
con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

Mas el destino nos presenta a otros amigos,
los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.
A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón.
Son sinceros, son verdaderos.
Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.

Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón
y entonces es llamado un amigo enamorado.
Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo,
tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas.
Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro,
durante el tiempo que estamos cerca.
Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes,
aquellos que están en la punta de las ramas
y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,
algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca,
alimentando nuestra raíz con alegría.
Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino. Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad.
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevarán mucho,
pero no habrán de los que no nos dejarán nada.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida
y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.