dissabte, 19 de febrer del 2011

Granada


Granada, calle de Elvira, 
donde viven las manolas, 
las que se van a la Alhambra, 
las tres y las cuatro solas. 
Una vestida de verde,
otra de malva, y la otra, 
un corselete escocés 
con cintas hasta la cola. 

Las que van delante, garzas 
la que va detrás, paloma, 
abren por las alamedas 
muselinas misteriosas.
¡Ay, qué oscura está la Alhambra! 
¿Adónde irán las manolas 
mientras sufren en la umbría
el surtidor y la rosa? 

¿Qué galanes las esperan? 
¿Bajo qué mirto reposan? 
¿Qué manos roban perfumes 
a sus dos flores redondas? 

Nadie va con ellas, nadie; 
dos garzas y una paloma. 
Pero en el mundo hay galanes 
que se tapan con las hojas. 
La catedral ha dejado 
bronces que la brisa toma; 
El Genil duerme a sus bueyes 
y el Dauro a sus mariposas. 

La noche viene cargada
con sus colinas de sombra; 
una enseña los zapatos 
entre volantes de blonda;
la mayor abre sus ojos 
y la menor los entorna. 

¿Quién serán aquellas tres 
de alto pecho y larga cola? 
¿Por qué agitan los pañuelos? 
¿Adónde irán a estas horas? 
Granada, calle de Elvira, 
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra, 
las tres y las cuatro solas. 


Federico García Lorca
 
 

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