-¡Mirad a ese hombre! Dicen que es el sabio más grande de la provincia y está comiendo con los dedos. ¡Qué horror! Nunca le invitaré a mi casa.
Cinco minutos después apareció una elegante comitiva escoltada por tres guardias que acompañaba a pasear a dos damas.
-Oh, ¿no es ése el sabio del vergel de los ciruelos?
-Sí, es él.
-No le basta con ser un patán, sino que además es muy sucio. Nunca consentiremos recibirle en nuestra casa.
Al día siguiente, el rey de la provincia organizaba una gran recepción para celebrar el equinoccio e invitó al sabio. También estaban invitados el anciano rico y las dos damas. El sabio, en el lugar de honor, comía con palillos y su ropa estaba inmaculada.
El hombre rico no pudo contenerse y le preguntó:
-¿Cómo puedes comer un día con los dedos y otro según las normas y las costumbres?
-¡Oh! es muy sencillo. No me atengo a las costumbres y me adapto al lugar donde me encuentro. Si estoy sentado bajo un árbol, me gusta comer con los dedos. Nadie me ve, aparte de los que pasan y me juzgan. Si se me invita, me acomodo a las costumbres de mi anfitrión.
El hombre meneó la cabeza.
Yo no podría actuar de esa manera. He de comer siempre con palillos.
-Entonces nunca verás más que un aspecto de las cosas -dijo el sabio.
"Antes de vestir tu cuerpo de blanco, ilumina tu alma".
La armonía, el amor y la luz están donde la vida te lleve. La iluminación de tus días y los colores con que los veas dependen de vos. No lo olvides, vos y sólo vos sos el hacedor de tus sueños y tu destino.
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