Cuando ese ser celestial que nos ofrece el soplo de la vida, con cada una de sus manos va asignando las almas, lo hace de dos en dos de forma indiscriminada, por primera vez esas almas que habían permanecido unidas, por primera vez se separan desconociendo cada una cual ha sido el destino de la otra.
La vida constituye una permanente búsqueda, asimilamos todo lo que pasa por delante de nuestros ojos y aquello que pensamos que puede enriquecer a nuestra alma, tratamos de conservarlo porque va formándonos y acaba por configurar la personalidad que nos diferenciara de los demás el resto de nuestras vidas.
Pero¡, y nuestra alma gemela?, aquella de la que fuimos separados con nuestro primer aliento, conseguiremos al final encontrarla no nos pasaremos en vano toda la vida buscándola.
El camino también representa una permanente búsqueda, vamos al camino porque deseamos buscar respuestas, encontrarnos y sobre todo aprender, será como nuestra vida en la que vamos asimilando, conociendo y poseyendo muchas cosas y solo algunas continuaran haciendo el camino con nosotros, la fuente de sabiduría que el camino nos ofrece es inmensa, ya que estamos ante el mayor libro de la historia, ese libro que se va escribiendo con las experiencias de los peregrinos durante más de doce siglos y aun sigue escribiéndose y el cúmulo de conocimiento que va acogiendo representa la mayor fuente de sabiduría en la que podemos beber.
Cuando se asignaron nuestras almas, no siguieron un orden establecido, a veces esos renglones torcidos de dios deparan que nuestra mayor felicidad cuando comprobamos que nuestra alma gemela le ha sido otorgada a una persona de nuestro mismo sexo, y por que no, acaso el amor y la felicidad que sentimos al reencontrar a nuestra alma gemela sea algo material y tangible o se trata de algo más elevado, de ese sentimiento y esa sensación en la que dos mentes se llegan a convertir en una sola, porque piensan lo mismo, sienten lo mismo y lo que es mas importante, respiran a la vez
En ocasiones creemos que hemos encontrado a nuestra alma gemela y comenzamos a compartirlo todo con ella, algo similar nos ocurre en el camino, en algunas etapas caminamos con personas con las que nos encontramos muy agusto hasta que nos damos cuenta que llevamos los ritmos descompensados, tratamos de caminar al mismo ritmo, pero al final vemos que siempre hay uno que debe adaptarse y supeditarse al otro, también ocurre lo mismo cuando creemos haber hallado a nuestra alma gemela hasta que nos damos cuenta que no hay un complemento perfecto cuando uno debe ir acomodándose al ritmo que le va imponiendo el otro.
Pero las almas gemelas son la perfección de la creación y además muy tozudas en su búsqueda, en el reencuentro, no se amedrentan ante las adversidades y su único fin es volver a encontrarse y a pesar de los señuelos que hayan ido surgiendo en el camino, siempre hay un momento que el destino hace que vuelvan de nuevo a cruzarse.
Cuando tenemos la mente abierta y sabemos reconocer ese momento entonces es cuando por fin acabamos encontrando la verdadera felicidad que la vida va a depararnos porque ese momento sublime en el que las almas gemelas se reencuentran, no hay que dejarlo pasar ya que entonces esas almas se convierten en una y llegan a conocer el estado más sublime que puede buscar el ser humano, haber encontrado al poseedor de esa alma que es quien únicamente puede llegar a conocer y comprender la suya. »
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