Lágrimas, indolentes lágrimas, no sé qué significan:
Lágrimas que desde lo profundo
De alguna divina desesperación
Se alzan en la esencia del corazón,
y se reúnen en torno a los ojos
Al contemplar los alegres campos de otoño,
Pensando en los días que ya nunca serán.
Frescas como el primer rayo brillante sobre la vela,
Convocando a nuestros amigos del inframundo,
Triste como el último lamento agónico
Que se hunde en el abismo con todo lo que amamos.
Tan tristes, tan frescas, como los días que ya no serán.
Tristes y extrañas como los oscuros crepúsculos del verano,
Las primeras voces de las aves cantaron
Sobre los oídos muertos, junto a los muertos ojos
Que contemplan la mañana trepando sobre la ventana;
Tan tristes, tan frescos, como los días que ya no serán.
Amados como el recuerdo de los besos tras la muerte,
Y dulces como la indiferente fantasía fingida
Sobre aquellos labios que serán de otro;
Profundas como el Amor,
Profundas como el primer Amor,
Salvajes huellas de un pálido remordimiento.
Oh, amarga Muerte en Vida, ellas son el lamento
Por los días que ya nunca serán.
Lágrimas que desde lo profundo
De alguna divina desesperación
Se alzan en la esencia del corazón,
y se reúnen en torno a los ojos
Al contemplar los alegres campos de otoño,
Pensando en los días que ya nunca serán.
Frescas como el primer rayo brillante sobre la vela,
Convocando a nuestros amigos del inframundo,
Triste como el último lamento agónico
Que se hunde en el abismo con todo lo que amamos.
Tan tristes, tan frescas, como los días que ya no serán.
Tristes y extrañas como los oscuros crepúsculos del verano,
Las primeras voces de las aves cantaron
Sobre los oídos muertos, junto a los muertos ojos
Que contemplan la mañana trepando sobre la ventana;
Tan tristes, tan frescos, como los días que ya no serán.
Amados como el recuerdo de los besos tras la muerte,
Y dulces como la indiferente fantasía fingida
Sobre aquellos labios que serán de otro;
Profundas como el Amor,
Profundas como el primer Amor,
Salvajes huellas de un pálido remordimiento.
Oh, amarga Muerte en Vida, ellas son el lamento
Por los días que ya nunca serán.
Autor: Lord Alfred Tennyson (1809-1892)
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