Hay amores que aclaman ser bebidos,
inquisidores de la piel de nuestros sueños,
desnudan nuestra alma
y horizontes de luz perfilan nuestro cuerpo.
Sosegados y eternos,
dejando caer pétalos de sol en nuestros dedos.
Nuestras manos lo cobijan, lo acarician sin fronteras,
la dulzura que destilan siempre imprime sus deseos.
Son mar, avidez de rosas su camino,
incita a mirar futuros escondidos;
relajante mirada que acaricia los sentidos.
Hay amores que nos hacen masoquistas,
clamor infame y despiadado de la música del alma,
lamento inconforme de nuestra intrínseca pasión.
Levitar sin ser oído en antros sucios del espacio,
apoplejía de cerebros no invitados,
todo un maullido de dolor envuelto en manos.
Son carroña, sarcasmo de vitrina,
gladiolos que anuncian la muerte de los pasos.
Hay amores que definen nuestra vida
en el corto tiempo de tu estancia,
abruman nuestra conciencia, desnudan nuestra flaqueza
y nos hace amantes de un sinfín de dichas inalcanzables.
Llenan de melancolía al reconocer sus alas,
se vuela juntos a la otra orilla de la noche,
entre lágrimas y sonrisas transcurre el alba.
hay amores que marcan nuestra fe
y tiñen toda una vida de nostalgia,
en un minuto, en un segundo,
en el reducido espacio de un dolor infinito;
se pierden en la espesura del deber
y desvelan un corazón entristecido.
Hay amores que perduran con los años,
otros que sencillamente se mueren al nacer.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada