Cierto día un ratón, dispuesto a salir de su agujero en la pared, observó a los dueños de la casa, un granjero y su mujer, como se apresuraban para abrir un paquete que le habían enviado.
El ratoncito sintió una gran curiosidad por el contenido de dicho paquete y allí escondido se quedó mirando.
Quedó aterrorizado cuando descubrió el contenido, ya que era ¡¡una ratonera!!.
Corrió todo lo que pudo y salió de la casa gritando para advertir a todos los animales de la granja:
.-¡¡¡Hay una ratonera en casa, una ratonera, una ratonera!!!.
La gallina que estaba cacareando y picando algún que otro grano de trigo, levantó la cabeza muy tranquilamente y dijo:
.-Discúlpeme Sr. ratón. Yo entiendo que es un gran problema para usted y que se pueda poner muy nervioso, pero el problema es suyo y no entiendo el escándalo que está montando, a mí una ratonera no me perjudica para nada, vamos que no me importa...
El ratón viendo que en el corral no le hacían caso, se dirigió a un cordero que se encontraba tranquilamente saciando su sed y le dijo:
.-¡¡¡Hay una ratonera en casa, una ratonera, una ratonera!!!.
.-Discúlpeme Sr. ratón, usted con esos gritos me había asustado, no hay nada que yo pueda hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones.
El ratón se dirigió entonces a la vaca que se encontraba pastando y la señora vaca le dijo:
.-Pero ¿acaso yo estoy en peligro?. Pienso que no, es más ... estoy segura que no, ni ahora ni nunca...
Entonces el ratón volvió a casa, preocupado y abatido. Se metió en su boquetillo y pensó que tendría que andarse con muchísimo cuidado y afrontar el problema el solo.
Aquella noche, de pronto, se escuchó un gran barullo... como el de una ratonera atrapando a su víctima.
La mujer del granjero corrió para ver lo que la ratonera había atrapado. En la oscuridad de la noche, ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una cobra venenosa, y la cobra mordió a la mujer.
El granjero la llevó inmediatamente al hospital. Ella volvió con mucha fiebre y su marido decidió hacerle un buen caldo para mejorarla. El, cogió su hacha y se dirigió al corral para hacerse con el ingrediente principal de la sopa: la gallina.
Como la enfermedad de la granjera continuaba y no mejoraba, los amigos y vecinos fueron a visitarla. Para alimentarlos, el buen hombre decidió matar el cordero.
A los pocos días, la pobre mujer acabó muriendo y el granjero entonces, vendió la vaca para cubrir los gastos del funeral.
¿Sabéis quién se quedó sólo en la casa?
La próxima vez que escuches que alguien tiene un problema y creas que como no es tuyo, no le debes prestar atención ... piénsalo dos veces.
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