dissabte, 23 d’abril del 2011

Amistad (14)


Al amigo que te demuestre su amistad, sujétalo al alma con aros de acero.

La verdadera amistad es como el mar, se ve el principio pero no el final.

No me importa que las cosas que me dices a veces sean hirientes, lo que me importa es que las dices tú, mi amiga. Perdóname si alguna vez he hecho lo mismo contigo, pero nunca dudes de mi amistad y de mi cariño.

Un verdadero amigo no es el que te mira sino el que te protege, te cuida y te aconseja

La amistad es estar ahí en cada momento del día, con lo brazos abiertos, esperando tanto los buenos como los malos momentos.

Amistad, farsa mayor, crees que ahí está, pero no, cuando te das la vuelta ves que ya está muerta.

La amistad, cuando se alcanza, se guarda en el corazón.

Amistad: Malos momentos juntos, buenos recuerdos, gente inolvidable que se te queda clavada en el corazón, gente que te quiere con locura, gente que saben apreciar lo más maravilloso de tu vida: la amistad

Amistad, que hermosa palabra, pero qué difícil sentirla hasta lo más profundo de tu alma.

Las columnas se derrumban y el amor se acaba, pero la verdadera amistad sólo la muerte separa..

Gracias amigo por ser realmente tú quien con mucho aprecio y cariño dedicó días conmigo. Un amigo está siempre ahí, tu lo hiciste muy bien, gracias por haber estado en las buenas y en las malas no olvides que te quiero mucho.

Su compañía me hace sonreír y los recuerdos de nuestra amistad me hacen fuerte en las tempestades.

El tiempo es el único testigo de todas las tempestades que ha pasado nuestra amistad, sin embargo está cada día fresca como en primavera.

El esplendor de la amistad no radica en quien te ayuda o te da consejo, sino en aquella que te da su confianza.

La amistad es un don que se consigue con simpatía, pero una amiga como tú no se consigue todos los días.

Sólo las lágrimas del corazón puede secarlas un amigo de verdad.

Día a día nada define tan seguramente la calidad de nuestras vidas como la firme convicción en los ojos, en las voces, en la presencia de nuestros amigos. Es a través de ellos que en realidad empezamos a conocernos a nosotros mismos y es su afecto lo que nos asegura nuestra dignidad y valor

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