Tristeza…
Palabra extraña que intenta simplificar en 8 letras la angustia interna que sufre el ser humano.
¿Qué provoca esa tristeza?
Persona alegre eres, no hay nadie igual que tu, lo sabes, aún así la sientes.
Tristeza…
¿Por qué sientes tristeza?
Como explicar con tan pocas palabras el sufrimiento interior, el agujero negro que te succiona a un vacío inexplicable, a un sollozo constante que no te deja respirar.
Tinieblas que no te dejan ver el camino de regreso a la cordura.
Dicen que la superes, pero, ¿cómo lo haces si todo lo que sientes es que no deberías existir?
Y si no existo ¿qué debo superar?, no sufriría lo que sufro si no existiera.
¡¿Entonces que debo hacer?!
El científico más famoso del mundo, Albert Einstein una vez escribió: "Me es muy extraño ser conocido por todo el mundo y al mismo tiempo sentirme tan solo."
Estar solo significa no tener a nadie con quien compartir, pero el sentirse solo también depende de cómo nos sentimos con quienes tenemos cerca. Podemos estar rodeados de mucha gente, pero sentirnos solos.
La soledad, cuando no es deseada, provoca un profundo sentimiento de tristeza, es como si a nadie
le importase lo que nos pasa. Nos podemos llegar a sentir abandonados o inútiles.
Psicológicamente se entiende como la ausencia, real o percibida, de relaciones sociales satisfactorias.
El psicólogo Weiss propuso una tipología para la soledad.
Planteó que existen dos tipos distintos de soledad, la Emocional y la Social.
La primera consiste en la falta de una relación intensa o relativamente perdurable con otra persona, como sucede con individuos recientemente divorciados o personas viudas, maltratadas o rechazadas. Estas relaciones pueden ser de carácter romántico o relaciones personales que generen sentimientos de afecto y seguridad.
El psicólogo Craig Ellison agrega la Soledad Existencial, que se refiere al sentido de aislamiento que se produce cuando una persona está apartada de Dios y siente que la vida no tiene significado o propósito.
La Soledad Temporal, que incluye un estado de ánimo breve y ocasional de soledad, por ejemplo después del trabajo, o durante los fines de semana.
En este mundo en el que vivimos, todos corremos desesperadamente detrás de todo aquello que nos haga estar bien materialmente. También sentimentalmente, pero lo material predomina ante todo.
Por ello, muchas veces olvidamos dedicarnos tiempo a nosotros mismos, o nuestras responsabilidades son tan grandes que no nos queda tiempo para disfrutar de nuestra persona.
¿Por qué la soledad puede ser buena?
Cuando estamos solos y hacemos a un lado todos nuestros problemas, nuestros proyectos, las cosas que mantienen siempre trabajando a la mente, crecemos interiormente. Cuando practicamos la relajación profunda o alguna rutina de meditación, nos encontramos con él yo interno, nuestra conciencia, y le permitimos descansar, a la vez de que disfrutamos de su presencia.
En síntesis. Tú puedes disfrutar de tu soledad cuando quieras... pero disfrútala, no te angusties porque estás solo. Recuerda que las angustias sólo traen resultados negativos a lo que queremos recibir.
Yo prefiero decir que estoy sola en este mundo, aunque tenga personas que me aprecien, me quieran o me amen.
¿Por qué? Porque cuando salí del vientre de mi madre, salí estando con mis padres, pero solo. Y cuando muera, moriré yo solo, nadie se irá conmigo ni podrá evitar que me vaya.
Hace mucho tiempo que no disfruto de mi soledad... por mi trabajo, mis amistades y aquellos a quienes quiero... por ellos es que necesito de vez en cuando estar solo y disfrutarme a mí mismo, para poder sintiendo eso que siento, que es para ellos.
Disfruta tu soledad, y no temas cuando te sientas solo... después de todo... estás contigo mismo
La soledad es donde la cabeza y el corazón se ponen en contacto.
Piensa en todo lo que tienes, no en todo lo que te falta.
Es curioso que la vida cuanto más vacía, más pesa.
La soledad no es estar solo, sino carecer de amor
La soledad es una batalla que pelean millones de personas diariamente. No hay persona en esta tierra que no halla experimentado el sentirse solo, ignorado o deprimido.