dijous, 2 de juny del 2011

Horal


El mar se mide por olas,
el cielo por alas,
nosotros por lágrimas.

El aire descansa en las hojas,
el agua en los ojos,
nosotros en nada.

Parece que sales y soles,
nosotros y nada..

Jaime Sabines

Minutos

Un minuto sirve para sonreír. Sonreír para el otro, para tí y para la vida. Un minuto sirve para ver el camino, admirar una flor, sentir el perfume de la flor, sentir el césped mojado, percibir la transparencia del agua. Se requiere apenas de un minuto para evaluar la inmensidad del infinito, aunque sin poder entenderlo. Un minuto apenas para escuchar el canto de los pájaros. Un minuto sirve para oír el silencio, o comenzar una canción. Es en un minuto en que uno dice el "sí" o el "no" que cambiará toda su vida. Un minuto para un apretón de mano y conquistar un nuevo amigo. Un minuto para sentir la responsabilidad pesar en los hombros, la tristeza de la derrota, la amargura de la incertidumbre, el hielo de la soledad, la ansiedad de la espera, la marca de la decepción, la alegría de la victoria. En un minuto se puede amar, buscar, compartir, perdonar, esperar, crer, vencer y ser. En un simple minuto se puede salvar una vida. Tan sólo un minuto para incentivar a alguien o desanimarlo. Un minuto para comenzar la reconstrucción de un hogar o de una vida. Basta un minuto de atención para hacer feliz a un hijo, un padre, un amigo, un alumno, un profesor, un semejante. Solo un minuto para entender que la eternidad está hecha de minutos. De todos los minutos bien vividos. Un minuto... Cuántas veces los dejamos pasar sin darnos cuenta... pero también cuántas veces traemos a nuestras vidas los recuerdos de los minutos vividos llenos de felicidad, de alegría y también de tristezas. Decimos "un minuto" y nos parece nada. Pero cómo se aprecia ese minuto al levantar la mano y saludar a un amigo que se va para siempre, cómo se valora ese minuto que hace que lleguemos tarde a nuestros trabajos, cómo se espera ese minuto que nos lleva a reunirnos con los que amamos, cómo nos llena de emoción ese minuto en que nos entregan a nuestro hijo al nacer, y cómo también deseamos que la vida le otorgue más minutos a quien la muerte separará físicamente de nosotros y no veremos más. Un minuto... parece increíble... parece tan poquito y sin embargo puede dejar una huella tan profunda en nuestra vida. Lo importante es no vivir la vida porque sí, dejando pasar el tiempo. Alguien alguna vez dijo: "Vive cada minuto como si fuera el último". Si todos recordáramos esa frase a diario aprenderíamos a vivir la vida intensamente. Aprenderíamos a no posponer las emociones más lindas de la vida pensando que "si no es hoy será mañana". Tu tiempo es ahora... el futuro es incierto... Vive cada minuto intensamente. La vida es Hoy... Que el reloj de tu vida marque cada minuto al compás de los latidos de tu corazón.
 
 

Muerte

 
Al despertar los ruidos una mañana fría
me arrebató la muerte lo que yo más quería.
 
Oh muerte insobornable, de inflexible guadaña,
que siegas el palacio al igual que la cabaña.
 
¿Por qué no cortas sólo la cosecha madura,
las mieses agostadas, o la maraña oscura?
 
¿Por qué arrancas el árbol joven y florecido,
pisoteas las rosas y destruyes el nido?
 
¡Qué suprema injusticia tratar de igual manera
al niño balbuciente y al viejo que te espera!
 
Y un día inesperado sigilosa llegaste,
sin llamar a la puerta... y me la arrebataste
 
aún brillando en sus ojos el intenso fulgor
que reflejaba el fuego de su primer amor;
 
y aún reciente en sus labios el calor de los besos
que otros jóvenes labios la dejaron impresos;
 
y aún resonando el eco vibrante en sus oídos
de las palabras tiernas y los dulces gemidos.
 
Y tú me la llevaste, cruel y caprichosa,
antes de que pudiera ser madre o ser esposa.
 
Tú apagaste sus ojos y helaste su sonrisa,
y la arrancaste el alma, que se perdió en la brisa.
 
Yo te maldigo, muerte, porque tu mano siega
tanta vida temprana con inclemencia ciega;
 
porque en los rudos giros de tu lúgubre danza
asesinas las almas y entierras la esperanza.
 
¡Cómo siento tu ausencia, cómo me invade el frío,
cómo el mundo en mi entorno parece tan vacío,
 
tan inútil, tan lejos, desde que tú te fuiste;
y cómo me he quedado tan dolorida y triste!
 
Sólo la dulce imagen de tu gentil belleza
aligera la enorme carga de mi tristeza.
 
Pero cómo me faltas, y cómo yo te añoro,
y cómo noche y día te recuerdo y te lloro…
 
 
Fue al despertar el día, que sus ojos durmieron,
cuando los ruiseñores su canto enmudecieron;
 
Fue al despertar el día, cuando una noche oscura
se me  instaló en el alma, y abrió mi sepultura;
 
Fue al despertar el día, cuando una lluvia densa
me inundó con el llanto de su nostalgia inmensa.
 
Pero yo ahora te pienso como un ángel callado
con eterna sonrisa que está siempre a mi lado.
 
Y al sentir que la brisa juega con mis cabellos,
sabré que es la caricia de tus manos en ellos...
 
Francisco Alvarez Hidalgo