diumenge, 24 d’agost del 2014

La leyenda del dedo anular



 Hay una leyenda China que nos enseña el porque los dedos anulares tienen una función distinta dentro de las manos. Es algo interactivo, interesante y curioso, intenta hacerlo con tus propias manos y compruébalo.
 

Saben porque la Alianza es usada en el cuarto dedo?


Navegando por la red me encontré esta curiosa leyenda china, de la que deriva la costumbre occidentalizada de colocar el anillo de compromiso en el dedo anular. Segun los chinos: 
-Los pulgares representan a los padres. 
-Los índices representan tus hermanos y amigos. 
-El dedo medio te representa a ti mismo. 
-El dedo anular (cuarto dedo) representa a tu pareja. 
-El dedo meñique representa a los hijos.

Te propongo que compruebes tu mismo el origen de esta leyenda. Para eso:
1. junta tus manos palma con palma
2. Después, une los dedos medios de forma que queden nudillo con nudillo axial como se muestra en la imagen de arriba. 
3. Ahora intenta separar de forma paralela tus pulgares (representan a los padres). 
Notaras que se abren porque tus padres no están destinados a vivir contigo hasta el día de tu muerte, únelos de nuevo. 
4. Ahora intenta separar igual los dedos índices (representan a tus hermanos y amigos). Notaras que también se abren porque ellos se van, y tienen destinos diferentes como casarse y tener hijos. 
5. Intenta ahora separar de la misma forma los dedos meñiques (representan a tus hijos), estos también se abren porque tus hijos crecen y cuando ya no te necesitan se van, únelos de nuevo. 

Finalmente, trata de separar tus dedos anulares (el cuarto dedo que representa a tu pareja, y donde colocamos el anillo) y te sorprenderás al ver que simplemente no puedes separarlos... eso se debe a que una pareja esta destinada a estar unida hasta el ultimo día de su vida y es por eso porque el anillo se usa en este dedo.

¿Lo hicistes?.. ¿Curioso verdad? - 


dissabte, 23 d’agost del 2014

Tal vez


Al andar desde pequeña, en verano, a veces, tengo que echarme talco donde se juntan las piernas para que no me escueza. Y tengo el culo gordo. Y las piernas. Y durezas en los pies. Y pelos donde no debe ser.

Y me están saliendo arrugas, canas, manchas. Que a veces se mezclan con los granos. Y suelo tener ojeras. Y no tengo los dientes blancos, ni están todos en fila, ni son exactos.


Por eso soy perfecta. La perfecta borrega asustada que se pasará la vida tratando de que le quede distancia entre las piernas, de que sólo algunas de sus curvas sean convexas, de que no haya en su cuerpo rastro de pelos, granos, manchas, pieles muertas... Que comprará cosas, revistas, cremas. Que se avergonzará de su cuerpo y querrá el de otras, y se culpará de no tenerlo. Que lo esconderá como pueda, por miedo a escuchar la mirada ajena. Que se sentirá vieja, fofa, fea. Que se creerá invisible, inquerible, incogible, despreciable...


O igual no soy tan perfecta. Igual soy una mujer grande, en una autoestima pequeña. Igual me pierdo todo lo que dicen estos ojos, porque los uso sólo para buscarme nuevos rincones fofos. Igual estoy desperdiciando el tiempo, empeñada en que no se me note por fuera. Igual me despierto un día de estos, y me rindo y pierdo la batalla imbécil de soñar con estar buena.


Y entonces, igual, empiezo a entender que para sentir fuego en el pecho no hace falta tener las tetas tiesas. Que para morder con placer no hace falta tener una boca tierna, que lo que importa es mover el culo al bailar, al correr, al pedalear, al cojer, no las dimensiones que tenga. Que mi cuerpo es mi única arma para ser, no un solar en el que acumular mis mierdas. Que para disfrutar de que te acaricien el pelo, no hace falta currarse una preciosa melena.


Igual un día entiendo que no hay nada valioso en la belleza, que es sólo un invento de quienes no les conviene que me quiera. Porque dejaría de comprar, de esconderme, de juzgarme, de envidiar. Y entonces me sentiría libre y valiente y dueña de mis pies, de mi culo, de mis tetas, de mis pelos, de mis curvas, de mi coño, de mis piernas. Y usaría mi cuerpo para vivir, no para envolverlo en complejos y cremas. Y sería mucho más feliz. Y eso, en este mundo, no cuela.


Textos de Faktoría Faktoria Lila.







divendres, 8 d’agost del 2014

MIRANDA

Tras varios intentos de incorporar España a su salón de trofeos, el grupo argentino de electropop Miranda! se lanza a la caza definitiva con "Safari", un nuevo álbum en el que, dada una proximidad musical con Fangoria que parece consanguínea, hacen suyo uno de los mayores éxitos del dúo español. 

"Escuchamos su música constantemente y la ponemos en fiestas. 'Miro la vida pasar' es su canción más conocida en Argentina y de las que más nos gustan. Es la primera vez que grabamos un 'cover' en un disco, pero es que nos sentaba superbien en cuanto a estilo y se metía como un tema más de Miranda!, hasta el punto de que habrá quien piense que es nuestro", explica a Efe Gabriel Lucena.

Se trata de la segunda colaboración entre los argentinos y quienes no dudan en definir como sus "primos" al otro lado del Atlántico, con los que ya trabajaron en "Vete de aquí", del previo "El disco de tu corazón" (2007), aunque no es el único elemento destacable de su sexto disco de estudio, tras "Magistral" (2011).
Ale Sergi (guitarra y voz), Juliana Gattas (voz) y el citado Gabriel Lucena (teclados) regresan esta vez como trío, tras la marcha "en buenos términos" del guitarrista Lolo Fuentes. Juntos han elaborado este "Safari", "una palabra que te abre a todo un mundo de cosas, sensaciones y colores", como una selva de emociones salvajes por la que pueblan el despecho y la pasión.

"Fantasmas" es su sencillo de presentación, un tema con un ritmo muy pegadizo y un saxofón al inicio, que hace que parezca casi un éxito de los años 80. "En broma decimos que los fantasmas de la canción son como esa gente que viene a una fiesta a casa y a los que no hay manera de botar", cuenta Lucena.
Entre todas las criaturas que pueblan "Safari", destaca la presencia una vez más de "Cachorro" López, un productor y "un amigo" a partes iguales, al que siguen honrando como el bajista de la célebre formación roquera Los Abuelos de la Nada.

 
       
Pedro era un niño muy vivaracho. Todos le querían: su familia, sus amigos y sus maestros. Pero tenía una debilidad. - ¿Cual?

Era incapaz de vivir el momento. No había aprendido a disfrutar el proceso de la vida. Cuando estaba en el colegio, soñaba con estar jugando fuera. Cuando estaba jugando soñaba con las vacaciones de verano. Pedro estaba todo el día soñando, sin tomarse el tiempo de saborear los momentos especiales de su vida cotidiana. Una mañana, Pedro estaba caminando por un bosque cercano a su casa. Al rato, decidió sentarse a descansar en un trecho de hierba y al final se quedó dormido. Tras unos minutos de sueño profundo, oyó a alguien gritar su nombre con voz aguda. Al abrir los ojos, se sorprendió de ver una mujer de pie a su lado. Debía de tener unos cien años y sus cabellos blancos como la nieve caían sobre su espalda como una apelmazada manta de lana. En la arrugada mano de la mujer había una pequeña pelota mágica con un agujero en su centro, y del agujero colgaba un largo hilo de oro.

La anciana le dijo: "Pedro, este es el hilo de tu vida. Si tiras un poco de él, una hora pasará en cuestión de segundos. Y si tiras con todas tus fuerzas, pasarán meses o incluso años en cuestión de días" Pedro estaba muy excitado por este descubrimiento. "¿Podría quedarme la pelota?", preguntó. La anciana se la entregó.

Al día siguiente, en clase, Pedro se sentía inquieto y aburrido. De pronto recordó su nuevo juguete. Al tirar un poco del hilo dorado, se encontró en su casa jugando en el jardín. Consciente del poder del hilo mágico, se cansó enseguida de ser un colegial y quiso ser adolescente, pensando en la excitación que esa fase de su vida podía traer consigo. Así que tiró una vez más del hilo dorado.

De pronto, ya era un adolescente y tenía una bonita amiga llamada Elisa. Pero Pedro no estaba contento. No había aprendido a disfrutar el presente y a explorar las maravillas de cada etapa de su vida. Así que sacó la pelota y volvió a tirar del hilo, y muchos años pasaron en un solo instante. Ahora se vio transformado en un hombre adulto. Elisa era su esposa y Pedro estaba rodeado de hijos. Pero Pedro reparó en otra cosa. Su pelo, antes negro como el carbón, había empezado a encanecer. Y su madre, a la que tanto quería, se había vuelto vieja y frágil. Pero el seguía sin poder vivir el momento. De modo que una vez más, tiró del hilo mágico y esperó a que se produjeran cambios.

Pedro comprobó que ahora tenía 90 años. Su mata de pelo negro se había vuelto blanca y su bella esposa, vieja también, había muerto unos años atrás. Sus hijos se habían hecho mayores y habían iniciado sus propias vidas lejos de casa. Por primera vez en su vida, Pedro comprendió que no había sabido disfrutar de las maravillas de la vida. Había pasado por la vida a toda prisa, sin pararse a ver todo lo bueno que había en el camino.

Pedro se puso muy triste y decidió ir al bosque donde solía pasear de muchacho para aclarar sus ideas y templar su espíritu. Al adentrarse en el bosque, advirtió que los arbolitos de su niñez se habían convertido en robles imponentes. El bosque mismo era ahora un paraíso natural. Se tumbó en un trecho de hierba y se durmió profundamente. Al cabo de un minuto, oyó una voz que le llamaba. Alzó los ojos y vio que se trataba nada menos que de la anciana qu muchos años atrás le había regalado el hilo mágico. "¿Has disfrutado de mi regalo?", preguntó ella. Pedro no vaciló al responder: "Al principio fue divertido pero ahora odio esa pelota. La vida me ha pasado sin que me enterase, sin poder disfrutarla.Claro que habría habido momentos tristes y momentos estupendos, pero no he tenido oportunidad de experimentar ninguno de los dos. Me siento vacío por dentro. Me he perdido el don de la vida. "Eres un desagradecido, pero igualmente te concederé un último deseo", dijo la anciana. Pedro pensó unos instantes y luego respondió: "Quisiera volver a ser un niño y vivir otra vez la vida". Dicho esto se quedó otra vez dormido.

"Pedro volvió a oír una voz que le llamaba y abrió los ojos. ¿Quien podrá ser ahora?, se preguntó. Cual no sería su sorpresa cuando vio a su madre de pie a su lado. Tenía un aspecto juvenil, saludable y radiante. Pedro comprendió que la extraña mujer del bosque le había concedido el deseo de volver a su niñez. Ni que decir tiene que Pedro saltó de la cama al momento y empezó a vivir la vida tal a como había esperado. Conoció muchos momentos buenos, muchas alegrías y triunfos, pero todo empezó cuando tomó la decisión de no sacrificar el presente por el futuro y empezar a vivir en el ahora.