dissabte, 5 de febrer del 2011

Los amorosos


Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.

Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.

Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
Jaime Sabines.

Canción de los amantes

Donde quiera en las noches se abrirá una ventana
o una puerta cualquiera de una calle lejana,
no importa dónde ni cuándo, puede ser donde quiera:
ni menos en otoño, ni más en primavera.

Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer,
un hombre enloquecido, besará una mujer.

Tal vez nadie lo sepa; como tal vez un día
todos irán sabiendo lo que nadie sabía.

Y para los amantes, su amor desesperado,
podrá ser un delito, pero nunca un pecado.

Por eso el amor pasa por las calles desiertas,
y es como un viento loco que quiere abrir las puertas

Bien saben los amantes que hay caricias que son;
no una simple caricia, sino una posesión.
Y que un beso, uno sólo, puede más que el olvido,
si se juntan dos bocas en un beso prohibido.

¡No! Un gran amor no es grande por lo mucho que dura
si se parece a un árbol reseco en la llanura.
Y los amantes saben que sin querer siquiera,
hay un amor que crece como una enredadera.

Es natural que el agua de un estanque sombrío,
sueñe en sus largas noches con el sueño de un río.

Y si por algo es triste la lluvia que no llueve,
será porque es la lluvia condenada a ser nieve.

Es natural que un día comprendan los amantes
que no hay nunca sin siempre, que no hay después sin antes.
Y así brota en el alma la rebelión de un sueño,
que es como un perro arisco que le gruñe a su dueño.

El amor... Esa estrella de una sombra infinita,
aunque muera cien veces, cien veces resucita.

Y suele ser un niño de manos milagrosas,
que rompe las cadenas y hace nacer las rosas.

Ya no habrá días turbios. Ya no habrá noches malas,
si hay un amor secreto que nos presta sus alas.

Y el corazón renace con renovada fe,
igual que los rosales, que no saben por qué.

Donde quiera, en las noches, puede abrirse una puerta,
pero... tan suavemente, que nadie se despierta.

Puede ser en otoño. Puede ser en verano,
tanto un amor tardío como un amor temprano.
Una mujer, un hombre y un oscuro aposento:
Y allá afuera, en la calle, sigue pasando el viento.
Y si en la noche hay algo queriendo amanecer
es simplemente un hombre, que besa a una mujer.

José Ángel Buesa.

Historia del pensamiento

Cuando a su nido vuela el ave pasajera
A quien amparo disteis, abrigo y amistad
Es justo que os dirija su cántiga postrera,
Antes que triste deje, vuestra natal ciudad.
Al pájaro viajero que abandonó su nido
Le disteis un abrigo, calmando su inquietud;
¡Oh! Tantos beneficios, jamás daré al olvido
durable cual mi vida será mi gratitud.
En prueba de ella os dejo lo que dejaros puedo,
Mis versos, siempre tristes, pero los dejo asi;
Porque pienso, a veces que entre sus letras quedo,
Porque al leerlos creo que os acordais de mí.
Voy, pues, a referiros una sencilla historia.
Que en mi alma desolada, honda impresión dejó;
Me la contaron... ¿Donde?... es frágil mi memoria...
Acaso el héroe de ella... o bien, la soñé yo.
Era una linda rosa, brillante enredadera,
Tan pura, tan graciosa, espléndida y gentil.
Que era el mejor adorno de la feliz pradera,
La joya más valiosa del floreciente abril.
Al pie de ella crecía un pobre pensamiento,
Pequeño, solitario, sin gracia ni color;
Pero miró a la rosa y respiro su aliento
Y concibió por ella el mas profundo amor.
Mirando a su querida pasaba noche y día.
Mil veces ¡ay! Le quiso su pena declarar;
Pero tan lejos siempre, tan lejos la veía,
Que devoraba a solas su pena y su pesar.
A veces le mandaba sus tímidos olores,
Pensando que llegaba hasta su amada flor;
Pero la brisa, al columpiar las flores,
Llevábase muy lejos la pena de su amor.
El pobre pensamiento mil lágrimas vertía,
Desoladoras lágrimas, de acíbar y de hiel,
Mientras la joven rosa, sin ver a otras crecía,
Y mientras mas crecía, más se alejaba de él.
Llega un jazmín en tanto a la pradera bella,
También él a la rosa al punto que la vió;
Pero él fue mas dichoso, pudo llegar hasta ella,
Le declaró su pena, y al fin la rosa amó...
Comprenderéis ahora al pobre pensamiento,
Al ver correspondido a su feliz rival?
¿No comprendéis su horrible, su bárbaro tormento
al verse condenado a suerte tan fatal?
Después lo transplantaron; vivió en otras praderas
Indiferiencia, olvido y hasta placer fingió:
Miraba flores lindas, brillantes y hechiceras,
Pero su amor constante y fiel compareció.
Por fin una mañana, estando muy distante,
el céfiro contóle las bodas del jazmín;
el escuchó sonriente, y ciego y delirante,
loco placer fingiendo, creyó olvidar al fin.
Pero al siguiente día con lágrimas le vieron
las flores, e ignorando su oculto padecer,
"Tu lloras, pensamiento, tu lloras", le dijeron:
"No es nada, contestóles, es llanto de placer".

Manuel Acuña. 

Muñeca de trapo

Llora su pena en silencio
Escondida en un rincón
Pobre muñeca de trapo
Todo el mundo la olvidó
Observa pasar la vida
De quien la tuvo en sus brazos
Ahora ya ni la mira
Ni siquiera le hace caso
No sabe que ella está ahí
Esperando que algún día
Se acuerde de su muñeca
Pudiendo curar sus heridas
Recuerda que un día fue bella
Cual princesa de un cuento
Más este no acabó bien
Su amor no fue eterno
Hoy al cabo de los años
Entona una canción
¿Por qué no ha llorado él?
¿Por qué lloro solo yo?
No hay letra que le responda
Ni causa más verdadera
Pobre muñeca de trapo
Nadie te quitó la pena
Solo serviste un tiempo
Para dar una sorpresa
Para saciar un capricho
Basado en falsas promesas
Tienes el corazón roto
Te sientes abandonada
Te llenaron de ilusiones
Para dejarte tirada.


Los locos estan fuera

Yo estaba caminando por el jardín de un asilo de locos, cuando
encontré a un joven leyendo un libro de filosofía. Por su forma y por
la salud que mostraba no combinaba mucho con los otros internos.
Me ...senté a su lado y le pregunté: ¿Qué estás haciendo aquí?
El me miró sorprendido, pero viendo que yo no era uno de los médicos respondió:
"Es muy simple. Mi padre, un brillante abogado, quería que yo fuera como él.
Mi tío que tenía un alto puesto comercial, quería que yo siguiera su ejemplo.
Mi madre deseaba que yo fuera la imagen de su adorado padre.
Mi hermana siempre me citaba a su marido como ejemplo de un hombre de éxito.
Mi hermano trataba de entrenarme para que yo fuera un buen atleta como él.
Y lo mismo ocurría con mis profesores en la escuela, el maestro de piano,
el tutor de inglés; todos estaban convencidos y seguros de que eran el
mejor ejemplo a seguir. Nadie me miraba como se debe mirar a un hombre,
sino como se mira un espejo. Así fue que decidí internarme en este
asilo. Por lo menos aquí puedo ser yo mismo."
Khalil Gibran.

Alma

QUE TUS PIES CAMINEN AL PASO DE TU ALMA

Un explorador blanco, ansioso por llegar
cuanto antes a su destino en el corazón de África,
ofreció una paga extra a sus porteadores
...para que anduviesen más de prisa.
Durante varios días, los porteadores apuraron el paso.

Una tarde, sin embargo, se sentaron todos en el suelo
y dejaron la carga, negándose a continuar.
Por más dinero que les ofreciese,
los indígenas no se movían.

Finalmente, cuando el explorador
pidió una explicación para aquel comportamiento,
obtuvo la siguiente respuesta:

- Hemos andado demasiado de prisa,
y ya no sabemos ni dónde estamos
ni qué estamos haciendo.
Tenemos que esperar a que nuestras almas nos alcancen.

Paulo Coelho.